Misa virtual por pandemia COVID-19 San Juan: Sin cruce de brasas ni quema de muñecos en Corrientes El Tatá Yejhasá que se practica cada víspera del día de San Juan Bautista, es decir el 23 de junio a la medianoche, constituye una de las prácticas de FE más impresionantes en Corrientes. ¿Por qué se conmemora?
El motivo de dicha celebración está basada en la conmemoración del día más largo del año con la llegada del solsticio del verano en el parte norte del Hemisferio.
¿Cuándo se celebra?
Esta fiesta pagana fue absorbida por el cristianismo y en el cambio con el nuevo calendario este acontecimiento de la noche más larga del año fue vinculada a la fe cristiana con el nacimiento de San Juan Bautista, que según la Biblia, fue el 24 de junio.
EL CRUCE DE BRASAS O TATA YEJHASA
El cruce de brasas que se practica cada víspera del día de San Juan Bautista, es decir el 23 de junio a la medianoche, constituye una de las prácticas paganas más impresionantes sobre todo en el Paraguay y en las provincias de Formosa, Chaco y Corrientes.
Constituye un fenomenal acto de fe porque afirma la tradición popular que quien tiene firme su creencia es protegido por el santo y puede pasar descalzo sobre un colchón de brasas al rojo vivo sin quemarse.
Claro que no siempre le va bien a quien se anima a demostrar públicamente sus convicciones, pero cuando sufren graves quemaduras, el pueblo encuentra los justificativos para no perder su fe.
Afirman, por ejemplo, que las brasas tenían demasiadas cenizas, o el creyente tenía los pies húmedos o que la leña utilizada no era campana (leña seca que al golpearse suena como campana).
LA FOGATA
La quema de la madera campana debe hacerse durante tres horas, y la pila también debe tener una altura de 3 metros. Terminada la quema se extiende un colchón de brasas de 5 ó 6 metros de largo con un espesor de 10 cm quedando preparado el escenario para recibir a los creyentes.
En estas fiestas los devotos del Santo le hacen ofrendas de fe y además le piden favores especiales. En algunos hogares, la gente enciende las Luminarias de San Juan (candiles decorados con papeles de colores). La antigua tradición de las fogatas, que solía observarse en la vieja Europa (con otro significado) se tomó en esta parte de América y era habitual observar en estas noches, en los barrios de casi toda nuestra provincia, las enormes fogatas de San Juan, que se alimentan especialmente con ramas secas y cubiertas de autos sin uso.
Otra costumbre popular es el Toro Candil, que los niños y jóvenes utilizan para jugar en el medio de la fiesta que suele acompañarse con bailes y festejos.
En nuestra provincia y Paraguay, se le agrega el juego de la Pelota Tatá, una bola de trapos empapada con combustible, la cual es lanzada al ruedo donde se juega pateándola para ahuyentar al demonio, y el del palo enjabonado, que consiste en un poste untado con grasa, clavado en el suelo y con una canasta con golosinas y dinero en el tope. La habilidad de los participantes les permitía acceder a esos premios.
La quema de muñecos es una práctica casi perdida en esta época, pero hasta no hace mucho tiempo, sobre todo en las parroquias barriales, se reunían los vecinos para la misa formal que dicta la liturgia católica y luego seguía la fiesta popular con baile y la quema del muñeco (en Paraguay «judas kai») que originalmente representaba al demonio o a Judas Iscariote quien traicionó a Jesús.
En el Paraguay la tradición de la quema del muñeco continúa en algunos lugares, con la variante de que el Judas Kai suele representar al personaje más repudiado por la sociedad en esos momentos.
A todas estas prácticas populares, debe agregarse la cantidad de pruebas que realizaban las solteras para conocer a su futuro esposo, las hechiceras y los fanáticos que pretendían adquirir destrezas especiales
POR QUÉ NO QUEMAN LAS BRASAS DE SAN JUAN
Para la iglesia católica, interesada principal en mantener el rito pagano, se debe a la fe.
El antecedente más antiguo que se esgrime es el de la ciudad española de San Pedro Manrique.
Cuando los árabes invadieron España, los soldados se dedicaban a secuestrar doncellas, para sus harenes.
Un natural de la ciudad hizo una promesa a San Juan, para que su hermana no fuese secuestrada y como esto no ocurrió, en demostración pública de su fe cruzó descalzo sobre un manto de brasas de 3 metros de largo sin quemarse.
Los científicos en cambio, afirman que la excitación nerviosa produce una dosis extra de adrenalina, se contraen los vasos sanguíneos, retardando la transmisión del dolor a los centros nerviosos.
Los psiquiatras por su parte, afirman que la neurosis histérica produce anestesia auto inducida, pero en realidad no hay una explicación contundente respecto a los que consiguen evitar las quemaduras.
Lo cierto es que la tradición sigue en estos tiempos, aunque cada vez más se circunscribe a las parroquias barriales y a los centros urbanos del interior y zonas rurales.
ALGUNAS PRUEBAS REALIZADAS EN SAN JUAN
La mancha de tinta: se deja caer una gota de tinta en un papel que es guardado convenientemente en la noche del 23 de junio. Se espera que el santo trabaje y deje el mensaje de quién será el futuro novio o marido de la niña que dejó el papel.
Las agujas sobre el agua:se colocan varias agujas de acero sobre la superficie del agua contenida en un vaso. Una de ellas representa a la niña y las otras a los admiradores de ésta, que además coloca sus preferencias. La tensión superficial del agua mantiene a las agujas flotando en constante movimiento, hasta que casualmente algunas se unen. Cada aguja tiene asignado un nombre. Es la forma en que San Juan le avisa quién será su marido o novio.
La prueba del agua: las casamenteras deben arrojar un balde de agua a la entrada de su casa, en las últimas horas de la noche del 23 de junio (antes de las 24). Al día siguiente el primer hombre que pisa la mancha de humedad será el novio o marido. A veces suelen llevarse decepciones, sobre todo si el hombre que pisa es un anciano o el propio hermano que regresa de una noche de fiesta.
La prueba del gallo: las damas que pretendían conocer el nombre de su futuro novio o marido solían encerrar un gallo varios días antes de la festividad sin darle de comer. La noche de San Juan se colocaba delante de la jaula una fila de casamenteras portando el nombre de su amor, luego tiraban un puñado de maíz delante de sus pies y se soltaba el gallo.
La mujer a cuyos pies comía primero el gallo era la que primero conseguiría novio o se casaría con el hombre cuyo nombre portaba. que habían visto en lejanos países. El jesuita Pablo Lejeune, a su regreso del Nuevo Mundo, relató sus aventuras con los indios hurones en 1637, quienes frotaban a los enfermos con brasas ardientes y que, en ningún caso, la piel se quemaba.
El caso más antiguo de resistencia al fuego aparece en la Biblia, en el Libro Tercero de Daniel:
«Tres intendentes del rey Nabucodonosor fueron condenados a la hoguera, pero las llamas no parecían tener efecto sobre ellos: Se reunieron los sátrapas, los magistrados, los gobernadores y las personas más cercanas al rey para ver a estos hombres y el fuego no tenía ningún poder sobre sus cuerpos, los cabellos de su cabeza no habían sido consumidos, sus vestidos no se habían alterado y ningún olor a quemado salía de ellos».
Algunos siglos más tarde, Platón y Virgilio se refirieron a unos hombres que caminaban sobre carbones encendidos sin quemarse.
El 9 de abril de 1937, unos investigadores de la Universidad de Londres quisieron aclarar el asunto de una vez por todas y reconstituyeron el experimento en una forma científica. Abrieron una fosa de siete metros y la llenaron de brasas.
Los termómetros registraron una temperatura de 430° C sobre la superficie. Un joven hindú aceptó servir de conejillo de Indias.
Se comprobó que no podía haber ningún fraude, ya que la piel de la planta de los pies del joven era fina y suave, y enseguida éste cruzó por cuatro veces consecutivas la fosa frente a los ojos de los científicos.
El resultado fue indiscutible, ya que no había ninguna huella de quemaduras
Miércoles, 24 de junio de 2020
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