Fiesta de la Confluencia Abel Pintos renovó sus lazos ante 250 mil personas En la segunda noche para escuchar músicas alternativas a los carriles centrales del pop y el rock y, en esa dinámica, la presencia de Abel Pintos como figura estelar cobró toda pertinencia en razón del carácter expansivo.
La Fiesta de la Confluencia reservó su segunda noche para escuchar músicas alternativas a los carriles centrales del pop y el rock y, en esa dinámica, la presencia de Abel Pintos como figura estelar, quien terminó ovacionado por 250 mil espectadores en Neuquén, cobró toda pertinencia en razón del carácter expansivo y ambiguo que ha adoptado su música.
Tras la explosión de Tan Biónica en la jornada apertura, siempre más proclive al desborde, Pintos es la contracara: en su noche todo es planificado, prolijo, cada elemento está donde debe y en ningún otro lugar. No promueve turbulencias ni arriba ni debajo del escenario. Con un método opuesto al de Tan Biónica, entonces, alcanzó objetivos similares.
Sea todo dicho hasta aquí para algunos como una forma de elogio y para otros un defecto; en cualquier caso, el ámbito en el que se ubicó al cantante, en la noche indie prevista en la grilla del segundo día, no pareció desatinado entre las elecciones posibles.
Con un vestuario de brillos y diseñado cual estrella del mundo del espectáculo, Pintos ofreció, como es usual, un concierto extenso, bien ensayado, con una voz cuidada para darle al público exactamente aquella prestación a la que se comprometió.
Atahualpa Yupanqui decía que el cantor se debe parecer a aquello que canta. No hay razones, a esta altura, para poner en entredicho la autenticidad de Pintos que, según se lo oye y se lo ve, se siente cómodo dentro de variantes estilísticas que, al final, abrevan todas en el melodismo y las formas del pop.
Lunes, 12 de febrero de 2024
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